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Origen del tambor 

El tambor es el instrumento imprescindible en la semana santa de Hellín. Resuena por las calles hellineras con su toque típico, el “racataplá”. Su origen se remonta a principios del siglo XIV, cuando Vicente Ferrer empezó a predicar contra hechiceros. Con motivo de estas predicaciones, el tambor se convirtió en el instrumento de acompañamiento en las procesiones.

 

En los próximos años la tradición de los penitentes de tocar el tambor fue acrecentando, y se separaron los tambores de las procesiones, este acto supuso que a día de hoy, existan diferentes días para tocar este instrumento a lo largo de la semana santa: viernes de Dolores, miércoles Santo, jueves Santos y sábado de Gloria.

 

A finales del siglo XIX los párrocos y el alcalde del momento quisieron quitar la tradición de tocar el tambor, pero esto sólo supuso que la pasión por este instrumento se incrementará y que el pueblo hellinero creciese junto a su semana santa, llegando hasta el actual momento donde todos los hellineros esperan con ansia la su Semana Santa para poder disfrutar del tambor.

 

A día de hoy, miles de tamborileros se reúnen por los lugares más emblemáticos de Hellín: “El Rabal”, la calle “El sol”, “la JD”, o la Plaza de la Asunción y el jardín de los tamborileros. Lugares que se tiñen de color negro y rojo miercoles santo, primera tamborada oficial. Aunque los tambores después de un año esperando salen a resonar por Hellín en la noche de viernes de Dolores. Tradicionalmente los tamborileros inician su camino en la calle “El Rabal” hasta la llegada al Calvario.

 

Ismael Olivares junto con productora artística “Prosonarte” realizó en el año 2012 un rodaje de una película documental basada en el origen de la tamborada de Hellín. El cortometraje se traslada a principios del siglo XV donde se muestra el nacimiento de la tradición por el tambor y la Semana Santa.  

 

“Silencio”, así se llamó el documental, se estrenó en los cines Callao de Madrid el 8 de junio de 2013 y cientos de hellineros se trasladaron a la capital de España para asistir al estreno del cortometraje de su Semana Santa.

 

En Hellín, la tradición y pasión del tambor se vive desde niño, ya que los habitantes de la localidad nacen con sangre de tamborileros, y crecen rodeados de la tradición. En Semana Santa, es muy común ver como niños pequeños e incluso bebés portan ya sus primeros tambores de plástico, que cuando crezcan se convertirán en lujosos tambores bordados y grabados a gusto personal.

 

Muchos son los artesanos que realizan tambores, desde profesionales que dedican su vida a ellos, hasta personas que lo combinan con su trabajo y lo hacen por hobbie o por pasión.


 

Actualmente, los tambores han pasado de ser los tradicionales rojos y dorados, para convertirse en tambores totalmente personalizados al gusto del portador. Tanto es este cambio, que durante las tamboradas hellineras, se pueden observar miles de modelos distintos, algunos más tradicionales, que siguen teniendo colores y tornillos típicos, y otros más novedosos con colores llamativos, o cuerdas que sustituyen a los tornillos, ahorrando peso al tamborilero. Además, en los últimos años han aparecido también las llamadas “panderetas”, que usualmente las portan mujeres debido a su escaso peso, ya que de forma coloquial es como medio tambor.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

                   Tambores                                                                                           Panderetas

El tambor es un instrumento artesanal, verdaderas joyas de arte, aunque con el paso de los años la técnica más ancestral ha ido dejando paso a las nuevas artes.

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